A medida que pasa el tiempo nuestra piel va cambiando. Su estructura y características son dinámicas y acompañan cada etapa de nuestra vida de diferentes maneras. Por ello debemos tener en cuenta que los biotipos no son estáticos y pueden cambiar por la incidencia de distintos factores como el embarazo, la menopausia, trastornos orgánicos o incluso el uso de ciertos fármacos.
Durante la menopausia la disminución de estrógenos en la mujer conlleva la pérdida de lípidos, agua y colágeno, y esto se traduce en una piel más delgada y fina. También los cambios hormonales típicos del embarazo son un factor desestabilizante para nuestra piel que puede generar cambios en el biotipo.
Es muy importante estar atentas a las señales que nos da nuestra dermis y usar productos específicos para nuestro tipo de piel.